(Configurando y manifestándose en el cuerpo...)
Las causas que impiden conseguir la felicidad pueden ser de cualquier orden, sin embargo,
la raíz de todo se encuentra siempre en el plano energético - aunque no se suele tener consciencia
de ello - simplemente porque la energía es el "punto de partida" de todo lo que existe.
(Configurando y manifestándose en el cuerpo...)
Las causas que impiden conseguir la felicidad pueden ser de cualquier orden, sin embargo,
la raíz de todo se encuentra siempre en el plano energético - aunque no se suele tener consciencia
de ello - simplemente porque la energía es el "punto de partida" de todo lo que existe.
(Configurando y manifestándose en el cuerpo...)
Las causas que impiden conseguir
la felicidad pueden ser de cualquier
orden, sin embargo, la raíz de todo
se encuentra siempre en el plano energético - aunque no se suele tener consciencia de ello - simplemente porque la energía es el "punto de
partida" de todo lo que existe.
Cuando se experimentan circunstancias o situaciones dolorosas afecta mental, emocional, física y energéticamente.
Cuando sentimos mucho dolor de golpe o constantemente - sobre todo en la infancia - el sistema nervioso,
demasiado solicitado, responde al exceso de estímulos distorsionando el fluir de la energía, la cual se traba, se
paraliza o incluso congela, cristalizándose en el cuerpo en forma de bloqueos.
Los traumas que alteran nuestro cuerpo, que no fueron atendidos y sanados en el acto obteniendo una
reparación amorosa, se repiten y terminan por configurar unos patrones energéticos que condicionan la forma
de pensar, sentir y actuar.
Al ser "invisibles", esos patrones se arraigan en el cuerpo - a veces a un nivel celular muy profundo - y se
tornan inconscientes, lo que les permite reactivarse constantemente y propiciar situaciones que estancan
dentro y fuera, independientemente de cuánto se intente resolver las problemáticas que desencadenan.
Así, condicionan un "re-vivir" una y otra vez, año tras año, experiencias similares a las que los configuraron,
atrapándonos en un mismo bucle vital, porque atraen fuera lo que sintoniza con las vibraciones que les
caracterizan. Dicho de otra manera, se alinean con "cuerdas de frecuencias" que se asemejan a las suyas.
A menos que encontremos los medios adecuados y eficaces que puedan eliminar estos patrones energéticos
que se enquistan en el cuerpo físico y etéreo, las molestias de cualquier índole que generan seguirán en vigor.
Continuación aparte: Cuerpo y energía
Cuando se experimentan circunstancias o situaciones dolorosas afecta mental, emocional, física y
energéticamente.
Cuando sentimos mucho dolor de golpe o constantemente - sobre todo en la infancia - el sistema
nervioso, demasiado solicitado, responde al exceso de estímulos distorsionando el fluir de la energía, la
cual se traba, se paraliza o incluso congela, cristalizándose en el cuerpo en forma de bloqueos.
Los traumas que alteran nuestro cuerpo, que no fueron atendidos y sanados en el acto obteniendo una
reparación amorosa, se repiten y terminan por configurar unos patrones energéticos que condicionan
la forma de pensar, sentir y actuar.
Al ser "invisibles", esos patrones se arraigan en el cuerpo - a veces a un nivel celular muy profundo - y se
tornan inconscientes, lo que les permite reactivarse constantemente y propiciar situaciones que estancan
dentro y fuera, independientemente de cuánto se intente resolver las problemáticas que desencadenan.
Así, condicionan un "re-vivir" una y otra vez, año tras año, experiencias similares a las que los configuraron, atrapándonos en un mismo bucle vital, porque atraen fuera lo que sintoniza con las vibraciones que les
caracterizan. Dicho de otra manera, se alinean con "cuerdas de frecuencias" que se asemejan a las suyas.
A menos que encontremos los medios adecuados y eficaces que puedan eliminar estos patrones
energéticos que se enquistan en el cuerpo físico y etéreo, las molestias de cualquier índole que generan
seguirán en vigor.
Continuación aparte: Cuerpo y energía
Cuando se experimentan circunstancias
o situaciones dolorosas afecta mental,
emocional, física y energéticamente.
Cuando sentimos mucho dolor de
golpe o constantemente - sobre todo
en la infancia - el sistema nervioso,
demasiado solicitado, responde al
exceso de estímulos distorsionando el
fluir de la energía, la cual se traba,
se paraliza o incluso congela,
cristalizándose en el cuerpo en
forma de bloqueos.
Los traumas que alteran nuestro
cuerpo, que no fueron atendidos y
sanados en el acto obteniendo una
reparación amorosa, se repiten y
terminan por configurar unos patrones
energéticos que condicionan la forma de pensar, sentir y actuar.
Al ser "invisibles", esos patrones se
arraigan en el cuerpo - a veces a un
nivel celular muy profundo - y se
tornan inconscientes, lo que les
permite reactivarse constantemente
y propiciar situaciones que estancan
dentro y fuera, independientemente
de cuánto se intente resolver las
problemáticas que desencadenan.
Así, condicionan un "re-vivir" una y
otra vez, año tras año, experiencias
similares a las que los configuraron,
atrapándonos en un mismo bucle vital,
porque atraen fuera lo que sintoniza
con las vibraciones que les
caracterizan. Dicho de otra manera, se
alinean con "cuerdas de frecuencias"
que se asemejan a las suyas.
A menos que encontremos los medios
adecuados y eficaces que puedan
eliminar estos patrones energéticos
que se enquistan en el cuerpo físico y
etéreo, las molestias de cualquier
índole que generan seguirán en vigor.
Continuación aparte: Cuerpo y energía