el derecho a ser feliz

Nacemos con el derecho a ser felices y las capacidades para conseguirlo.

Entonces...
¿Qué nos impide serlo?


Nacemos con el derecho a ser felices y las capacidades para conseguirlo.

Entonces...
¿Qué nos impide serlo?



  • No reconocer y revelar quienes somos de verdad, más allá de las formas y rasgos de la personalidad.


  • No asumir y responsabilizarnos de nuestro derecho a experimentar la vida plenamente y como deseamos - ya sea por no saber qué es lo que queremos, por temor a sufrir o no poder lograrlo, equivocarnos o no ser reconocidos.


  • Reconocer los dones propios pero no llegar a compartirlos por inseguridades, falta de fe, confianza y

    autoestima, miedo a exponerse, a disgustar, a no obtener la aprobación o validación ajena...


  • Haber elegido un camino marcado o influenciado por otros que no nos corresponde y del cual no

    logramos apartarnos, impidiéndonos descubrir o desarrollar las habilidades o los dones propios.


  • Anestesiar o incluso aniquilar los anhelos verdaderos terminando, en el peor escenario, por endurecer o

    cerrar nuestro corazón y apagar el fuego interior.


  • Aferrarse a una idea estereotipada de la felicidad en lugar de buscar la propia.


  • Experimentar la vida desde la re-actividad en respuesta a unos traumas no digeridos que se teme volver a padecer.


  • Dar la prioridad al miedo (consciente o inconsciente) que genera siempre una visión de la vida basada en la dualidad, el rechazo (no querer desde la lucha, el conflicto, el enfrentamiento "en contra de"...), o el apego (querer desde la carencia, la frustración, la insatisfacción).


  • Tener una gestión trastornada de nuestras polaridades. (Focalizar en las propias sombras y negar nuestra luz;

    buscar ser positivo desde el control mental, la voluntad "forzada" y negar las sombras propias; saltar

    drásticamente de una polaridad a otra o experimentarlas superficialmente...).


  • Tener una desconexión o unos trastornos con la propia intuición; la brújula interior que nos orienta y sabe lo

    que nos conviene en cada instante, que está dispuesta a guiarnos, indicarnos que elegir, qué decisión tomar,

    que paso dar y que acción sostener.


  •  Temer, distorsionar o reprimir el propio sentir porque la mente escéptica lo obvia, lo aplaca o cuestiona su validez.


  • Tener una relación insana con nuestro cuerpo.


  • Negar o esconder nuestras habilidades sensoriales y espirituales únicas para evitar posibles críticas, juicios

    o rechazos (por no ser comunes o consideradas como "normales", adecuadas, "verdaderas"...), siendo

    experimentadas como problemáticas y amenazantes.


Y... entre mil otras razones que destrozan la felicidad... Impedir que la luz propia brille y alumbra nuestro camino...


                                                                                          Continuación aparte: todo es energía



  • No reconocer y revelar quienes somos de verdad, más allá de las formas y rasgos de la personalidad.


  • No asumir y responsabilizarnos de nuestro derecho a experimentar la vida plenamente y como deseamos - ya sea por no saber qué es lo que queremos, por temor a sufrir o no poder lograrlo, equivocarnos o no ser reconocidos.


  • Reconocer los dones propios pero no llegar a compartirlos por inseguridades, falta de fe, confianza y

        autoestima, miedo a exponerse, a disgustar, a no obtener la aprobación o validación ajena...


  • Haber elegido un camino marcado o influenciado por otros que no nos corresponde y del cual no

        logramos apartarnos, impidiéndonos descubrir o desarrollar las habilidades o los dones propios.


  • Anestesiar o incluso aniquilar los anhelos verdaderos terminando, en el peor escenario, por endurecer

       o cerrar nuestro corazón y apagar el fuego interior.


  • Aferrarse a una idea estereotipada de la felicidad en lugar de buscar la propia.


  • Experimentar la vida desde la re-actividad en respuesta a unos traumas no digeridos que se teme

        volver a padecer.


  • Dar la prioridad al miedo (consciente o inconsciente) que genera siempre una visión de la vida basada

        en la dualidad, el rechazo (no querer desde la lucha, el conflicto, el enfrentamiento "en contra de"...), o

        el apego (querer desde la carencia, la frustración, la insatisfacción).


  • Tener una gestión trastornada de nuestras polaridades. (Focalizar en las propias sombras y negar  nuestra luz;  buscar ser positivo desde el control mental, la voluntad "forzada" y negar las sombras propias; saltar drásticamente de una polaridad a otra o experimentarlas superficialmente...).


  • Tener una desconexión o unos trastornos con la propia intuición; la brújula interior que nos orienta y   sabe lo que nos conviene en cada instante, que está dispuesta a guiarnos, indicarnos que elegir, qué  decisión tomar, que paso dar y que acción sostener.


  •  Temer, distorsionar o reprimir el propio sentir porque la mente escéptica lo obvia, lo aplaca o cuestiona   su validez.


  • Tener una relación insana con nuestro cuerpo.


  • Negar o esconder nuestras habilidades sensoriales y espirituales únicas para evitar posibles críticas,   juicios o rechazos (por no ser comunes o consideradas como "normales", adecuadas, "verdaderas"...),     siendo experimentadas como problemáticas y amenazantes.


Y... entre mil otras razones que destrozan la felicidad... Impedir que la luz propia brille y alumbra

nuestro camino...


   Continuación aparte: todo es energía



  • No reconocer y revelar quienes somos de verdad, más allá de las formas y rasgos de la personalidad.


  • No asumir y responsabilizarnos de nuestro derecho a experimentar la vida plenamente y como deseamos - ya sea por no saber qué es lo que queremos, por temor a sufrir o no poder lograrlo, equivocarnos o no ser reconocidos.


  • Reconocer los dones propios pero no llegar a compartirlos por inseguridades, falta de fe, confianza y

        autoestima, miedo a exponerse, a

        disgustar, a no obtener la aprobación

        o validación ajena...


  • Haber elegido un camino marcado o influenciado por otros que no nos corresponde y del cual no

        logramos apartarnos, impidiéndonos

        descubrir o desarrollar las habilidades          o los dones propios.


  • Anestesiar o incluso aniquilar los anhelos verdaderos terminando, en el peor escenario, por endurecer o

       cerrar nuestro corazón y apagar el     

       fuego interior.


  • Aferrarse a una idea estereotipada de la felicidad en lugar de buscar la propia.


  • Experimentar la vida desde la re-actividad en respuesta a unos traumas no digeridos que se teme volver a padecer.


  • Dar la prioridad al miedo (consciente o inconsciente) que genera siempre una visión de la vida basada en la dualidad, el rechazo (no querer desde la lucha, el conflicto, el enfrentamiento "en contra de"...), o el apego (querer desde la carencia, la frustración, la insatisfacción).


  • Tener una gestión trastornada de nuestras polaridades. (Focalizar en las propias sombras y negar nuestra luz;

        buscar ser positivo desde el control   

        mental, la voluntad "forzada" y negar            las sombras propias; saltar

        drásticamente de una polaridad a otra          o experimentarlas superficialmente...).


  • Tener una desconexión o unos trastornos con la propia intuición; la brújula interior que nos orienta y sabe lo que nos conviene en cada instante, que está dispuesta a guiarnos, indicarnos que elegir, qué decisión tomar, que paso dar y que acción sostener.


  •  Temer, distorsionar o reprimir el propio sentir porque la mente escéptica lo obvia, lo aplaca o cuestiona su validez.


  • Tener una relación insana con nuestro cuerpo.


  • Negar o esconder nuestras habilidades sensoriales y espirituales únicas para evitar posibles críticas, juicios o rechazos (por no ser comunes o consideradas como "normales", adecuadas, "verdaderas"...), siendo

        experimentadas como problemáticas 

        y amenazantes.


Y... entre mil otras razones que destrozan

la felicidad... Impedir que la luz propia

brille y alumbra nuestro camino...

                                                                                          Continuación aparte: todo es energía


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